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 Graciela Ferreras: un nombre que hoy simboliza a miles

Hay mujeres cuya historia personal se entrelaza con la historia de un país entero. Mujeres que, sin buscar protagonismo, sostienen comunidades enteras con una mezcla de sencillez, convicción y dignidad. Una de ellas es Graciela Ferreras, coordinadora del Nodo Entre tod@s se puede de la Red Global de Trueque.

Graciela podría haber elegido la quietud. . . pero eligió abrir las puertas de un club de trueque, volver a encender la llama, convocar a vecinos, ordenar la mesa, recibir a quien llega con vergüenza o necesidad, organizar, escuchar, acompañar. Eligió ponerse de pie para ponerse al servicio !


Ese gesto (aparentemente pequeño) es, en verdad, una declaración de futuro.

Y es también la mejor síntesis del rol que han tenido y tienen las mujeres en el trueque argentino.

De la Red Global de Trueque a 1mpul50

La historia profunda de la Red Global de Trueque tiene un latido que pocas veces se reconoce como merece: el pulso femenino que sostuvo, multiplicó y regeneró cada nodo, cada intercambio y cada red de vínculos.

Allí donde el país se quebraba, ellas abrieron mercados nuevos en pasillos, garajes, escuelas o plazas. Allí donde el dinero faltaba, proveyeron creatividad, cuidado y organización.

Mientras la economía formal atravesaba su peor crisis, en los nodos del trueque surgía algo más que intercambio: una cultura emprendedora, tejida desde abajo, donde las mujeres no solo producían: creaban comunidad, capacitaban, contenían, sostenían reglas éticas cuando el caos amenazaba al sistema.

El espíritu del trueque se apoyó en valores de cooperación, reciprocidad, confianza y producción consciente. Allí miles de mujeres encontraron camino, voz y pertenencia. No fueron solo prosumidoras: fueron ordenadoras del territorio emocional y productivo.

Liderazgos que no esperan permiso

Fueron las primeras en detectar oportunidades, las primeras en transformar su hogar en taller, su saber en oficio, su tiempo en semillas de resiliencia. Y cuando la inflación interna, la falsificación y la crisis golpearon a la Red, muchas siguieron, resistieron y reinventaron sus emprendimientos.

No se retiraron: se adaptaron.

Y adaptarse, cuando todo está en crisis, es la forma más silenciosa y profunda de liderazgo.

Hoy, en 1mpul50, esa fuerza vuelve a aparecer con nueva claridad. Si el trueque fue laboratorio, 1mpul50 es plataforma de futuro. Y en ella, nuevamente, las mujeres ocupan un rol que no necesita que nadie lo oficialice: simplemente lo ejercen.

Mitigar, Contener, Cultivar: lo que ellas ya vienen haciendo

Pero seamos honestos: las mujeres ya vienen haciendo esto desde hace décadas.

Mitigar la emergencia: cuidando el suelo, el agua, los vínculos, los recursos del hogar y del barrio.

Contener en tiempos duros: sosteniendo emocionalmente comunidades enteras cuando el sistema se derrumba.

Cultivar resiliencia: transmitiendo oficios, recuperando saberes, creando redes invisibles pero esenciales.

Donde muchos ven crisis, ellas ven tareas. Donde otros ven límites, ellas ven autonomía. Donde algunos esperan permiso, ellas ya están actuando.

Graciela Ferreras, al frente de su nodo, es hoy una de esas mujeres: una mano que organiza, una presencia que calma, un ejemplo que impulsa.

La mujer como infraestructura social

Lo femenino (no solo como género, sino como forma de estar en el mundo) es hoy indispensable para transitar el siglo XXI. La reconstrucción no vendrá de arriba; vendrá de comunidades entrenadas, sensibles y organizadas.

Y esas comunidades necesitan: liderazgo colaborativo, cuidado cotidiano, capacidad de sostener mientras todo tiembla.

En otras palabras: necesitan mujeres.

Porque cuando las estructuras caen, ellas crean nuevas.

Cuando la economía falla, ellas inventan otra.

Cuando las instituciones se ausentan, ellas fundan redes.

Y cuando falta futuro, ellas lo siembran.

Son las semillas que vuelven a germinar !

La Red Global de Trueque fue un hito del que aún aprendemos.  1mpul50 es la continuación lúcida de ese aprendizaje. Y en ambas historias, la mujer aparece como agente de cambio, garante ética y arquitecta de comunidad.

Si el siglo XXI exige resiliencia, entonces debemos nombrarlas, escucharlas, apoyarlas y darles el lugar de liderazgo que ya ocupan en la práctica.

Porque cada huerta que se abre,

cada club de trueque que se organiza,

cada herramienta que se comparte,

cada vínculo que se sostiene…

es una semilla del porvenir.

Y muchas de esas semillas llevan nombre de mujer. Hoy, una de ellas se llama Graciela Ferreras.

Un ejemplo vivo.

Una mujer que impulsa.

Una mujer que siembra futuro.

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