Confianza: la moneda que no pueden devaluar

 Cuando vi esta imagen en la televisión, sentí que el tiempo no es una línea recta, sino una espiral que nos devuelve, una y otra vez, a los mismos umbrales.

Ese papel rectangular —el "ticket trueque"— no es solo una reliquia del pasado. Es un espejo del presente. Lo creamos cuando el Estado se ausentó, cuando el peso dejó de circular y la necesidad inventó su propia economía. Hoy, en 2025, vuelve a aparecer como si nunca se hubiera ido.

Lo dije hace 25 años: cuando no hay dinero, la creatividad se convierte en moneda.

La escasez de circulante no es una fatalidad, es una decisión política. Menem lo hizo. Milei lo repite. El problema no es la inflación, es la exclusión.

Y ahí, como entonces, aparece el crédito social: el “peso del pueblo”. Ese que no se imprime en el BCRA, pero sí en la confianza entre vecinas, productores, redes. Un valor que nace desde abajo y circula de mano en mano, sin permiso del mercado.

Pero atención: ya fuimos millones una vez. En 2002, cuando la red alcanzó su auge, la respuesta del poder no fue el reconocimiento, sino la represión. Amenazas, causas armadas, exilio. Tuvimos que cruzar el océano y denunciar en París lo que aquí no se quería escuchar.

Hoy, más que nunca, no olvidemos que cuando el pueblo crea su moneda, también debe crear su memoria.

# Porque ya lo vivimos: cuando el trueque se masifica, el poder se incomoda.

# Pero esta vez no venimos con ingenuidad: venimos con estrategia.

# Por eso, hoy los nodos no gritan: susurran.

No se concentran en un único día, sino que se expanden como rizomas: pequeños encuentros, entre 15 y 30 prosumidoras, en días distintos, evitando la competencia y sembrando territorio.

El trueque no volvió: NUNCA SE FUE !

Solo se volvió más sabio.

Y si alguna vez te preguntas dónde está el pueblo, seguí el rastro del crédito que no cotiza en la Bolsa, pero vale más que cualquier acción: la confianza.