Cooperar en Tiempos de Cinismo

Cuando la ética también es un recurso escaso

La cooperación no es ingenuidad: es estrategia de supervivencia en medio de una sociedad que perdió el equilibrio. La Argentina actual convive con un combo ácido: desempleo crónico, salarios licuados, insumos básicos carísimos (alimentos, medicamentos, energía) y una cultura pública atravesada por competencia salvaje, favoritismos, oportunismo y corrupción cotidiana. Sin necesidad de escarbar demasiado, aparece el avance narco que espanta.

Pretender que una experiencia comunitaria florezca "por arte de bondad" sería ingenuo ya que la desconfianza es la regla, no la excepción. Pero si esperamos a que la sociedad sea perfecta para construir alternativas, no saldremos nunca del pantano.



La pregunta no es "¿la gente será virtuosa?", sino: 👉 ¿Podemos diseñar prácticas cooperativas que funcionen incluso con incentivos cruzados y tentaciones reales?

La gravedad social: diseñar para la realidad, no para el ideal

Piénsalo así: cuando construimos una casa, no confiamos en la buena voluntad de la gravedad; diseñamos cimientos y estructuras que la desafían. Con la cooperación es igual: no confiamos ciegamente en la virtud de todos; diseñamos reglas y controles que hacen viable el cumplimiento y costosa la desviación.

Cooperar no es un milagro, es ingeniería social. No es romantizar: es reducir riesgos.

La cooperación bien diseñada reduce costos, comparte herramientas, multiplica capacidades y reconstruye reputación entre pares. No es fe ciega: es arquitectura social. Si el sistema formal te deja afuera, armá uno más chico, transparente y con reglas claras.

Tres principios para no autoboicotearnos

1 Valoración comunitaria: Cada aporte cuenta y se mide. La mirada de la coordinación ayuda a detectar desviaciones, pero el valor lo define el grupo. Sin "viveza criolla".

2 Transparencia mínima: Acuerdos claros, precios visibles en créditos, rótulos y criterios de calidad publicados. La información es poder, pero compartida es confianza.

3 Reciprocidad y Reputación:

- Quien cumple, gana nombre y accede a más oportunidades dentro de la red (premio a la reciprocidad)

- Quien falla, pierde cancha

No se trata de linchar, sino de tener memoria sistémica para proteger al conjunto.

Mecanismos anticínicos (de bajo costo y alto impacto)

📋 Padrón de habilidades "Tengo/Necesito"

Para qué: Visibilizar qué se ofrece y qué se busca sin saturar el nodo. 

Cómo funciona: Cada semana se rota lo ofrecido, evitando acumulación y mejorando el flujo.

💡 Ejemplo: Si esta semana llevé una remera y no se trocó, la próxima llevo otra distinta; así mantengo el circuito activo.

✅ Sello de Calidad del Nodo

Para qué: Diferenciar productos que cumplen criterios básicos verificables.

Criterios simples:

⏩ Higiene

⏩ Presentación adecuada

⏩  Trazabilidad (¿quién lo hizo/produjo?)

⏩ Seguridad mínima (especialmente en alimentos y productos de limpieza)

Quién cumple, pega sello.  

Quién no, ofrece igual pero sin él.

El sello no es privilegio: es información.

💰 Valores de referencia (en créditos)

Para qué: Evitar "vivos" y mantener estabilidad en los intercambios.

Cómo funciona: Tabla visible, actualizada quincenalmente por el equipo coordinador.

El objetivo no es uniformar, es orientar.  

Nadie está obligado a seguir la tabla al pie de la letra, pero existe como referencia común para evitar abusos en ambas direcciones.

La lección de La Bernalesa: competencia sí, pero con cancha pareja

A comienzos de 2002, en plena crisis, La Bernalesa (la histórica fábrica de Quilmes) se convirtió en un nodo gigante del Club de Trueque.  Allí nació la llamada "Feria de Oro", donde los prosumidores más organizados concentraron gran parte del flujo de bienes y créditos. Durante semanas pareció un éxito: pasillos llenos, intercambios rápidos, sensación de prosperidad. Pero bajo esa vitalidad se incubaban los viejos males del sistema formal:

❌ Competencia desleal y fuga de los mejores productos al mercado en dinero  

❌ Acumulación de créditos sin reinversión en la red  

❌ Desigualdad de información entre experimentados y recién llegados  

❌ Concentración de poder en pocos nodos  

El resultado fue inevitable: la confianza se debilitó. No porque la idea fuera mala, sino porque faltaban mecanismos de equilibrio.

Las lecciones que no podemos olvidar

🔴 La confianza sin estructura se erosiona.  

🔴 La meritocracia sin transparencia genera feudos.  

🔴 El éxito individual sin reciprocidad debilita el cuerpo social.

La Bernalesa no fue el fracaso del trueque, fue la advertencia temprana de que ningún sistema sobrevive sin ética ni diseño institucional. Hoy, décadas después, esa lección vuelve más vigente que nunca.

El nuevo enfoque: anticuerpos sistémicos

El trueque de 2025 no debe reeditar la nostalgia. Debe incorporar lo que aprendimos:

✅ Auditorías transparentes para evaluar produccion y flujo de créditos 

✅ Capacitación ética continua sobre el espíritu del intercambio  

✅ Gestión cooperativa (pero con rendición de cuentas periódica) 

✅ Límites al crecimiento desmedido de un solo nodo (20 a 50 personas es buena cantidad inicial y no superar las 200)  

No idealizamos al conjunto: diseñamos para la fragilidad real

La cooperación no es ingenuidad: es estrategia de supervivencia en medio de una sociedad que perdió el equilibrio. No necesitamos gente perfecta, necesitamos diseño a prueba de fallos.

Cuando la ética escasea, se fabrica con:

➤  Procesos claros

➤  Incentivos alineados

➤  Controles visibles

➤  Ejemplo sostenido

Ese es el trabajo. Y empieza acá...

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Para quienes estuvieron con nosotros en el 2000 ...

Sé que muchos de ustedes vivieron el trueque del 2001-2003. La mayoria tienen recuerdos hermosos, otros cicatrices. Ambas experiencias son válidas y necesarias para lo que viene. 

No les pido que confíen ciegamente. Les pido que:

1. Compartan lo que salió mal para no repetirlo

2. Identifiquen lo que funcionó para potenciarlo

3. Diseñemos juntos los controles que no existieron antes

La desconfianza no es enemiga del trueque.  

La desconfianza ignorada lo es.

Construyamos desde lo que aprendimos, no desde lo que queremos creer.


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