El Dinero ... condicionante del Desarrollo Económico
La Evolución Histórica del Intercambio
En el pasado, el dinero sustituyó al trueque directo porque era engorroso encontrar equivalencias entre diferentes sistemas de medida y se perdía mucho tiempo con el regateo. En la actualidad, los dispositivos móviles inteligentes conectados a redes globales instantáneas y las plataformas digitales hacen posible coordinar múltiples intercambios complejos con un ahorro considerable en administración, almacenaje y traslado de mercancías. La pandemia de COVID-19 aceleró esta transformación digital, demostrando que las transacciones pueden realizarse sin contacto físico y que las comunidades necesitan sistemas económicos más resilientes y descentralizados.
A partir del Renacimiento y gracias al dinero, la valoración de un individuo ya no estuvo determinada por su posición dentro de un rígido sistema de castas, sino por el propio esfuerzo. Como señala Jacob Needleman en "El Dinero y el Sentido de la Vida":
"El dinero, estoy convencido, es la lúcida invención de una gente que comprendió el juego de fuerzas que opera en la vida humana... Se debió crear como un medio para reconocer que los seres humanos tienen derecho de propiedad individuales, pero al mismo tiempo que ningún ser humano o familia es autosuficiente".
Sin embargo, con el tiempo, la concentración económica extrema, su monopolización y el mercantilismo financiarizado hicieron que esta franca medida de valor perdiera su sentido original, transformándose en una expresión abstracta y en un instrumento de poder que ejerce un efecto condicionante del desarrollo. Hoy, en 2025, este proceso ha alcanzado niveles sin precedentes: el 1% más rico de la población mundial concentra más riqueza que el 50% más pobre, mientras algoritmos de inteligencia artificial perpetúan y amplifican estas desigualdades en el sistema financiero global.
La Reconceptualización necesaria
Para destrabar el efecto de control y parálisis que ejerce el dinero en nuestro desarrollo, hemos reconceptualizado la unidad de intercambio, creando con este propósito el crédito —la forma "no-dineraria" de intercambio que emplea el prosumidor-. Este nos devuelve la "credibilidad" en nosotros mismos y en los demás como personas capaces, pues aquí se pone en valor a las personas, al trabajo y al medio ambiente como base de toda riqueza.
El surgimiento de las criptomonedas descentralizadas en las últimas décadas ha validado parcialmente esta intuición, aunque la mayoría se ha convertido en objetos de especulación financiera en lugar de herramientas de intercambio comunitario. La diferencia fundamental es que nuestro sistema está diseñado desde el origen para servir a las personas y las comunidades, no para generar riqueza extractiva y acumulacion.
El trueque, practicado en una red solidaria de pequeños clubes o nodos de cien a doscientas familias con contactos cara a cara —o ahora también virtuales a través de plataformas digitales seguras— desalienta las maniobras especulativas haciendo improbable la aparición del mercado negro, desabastecimiento o sobreprecio.
El Nuevo Contrato Social: La Empresa Social Virtual
Para interpretar esta nueva forma de relacionarnos, debemos visualizar que como Red estamos creando un nuevo contrato social. No puede haber un cambio en la sociedad como el que proponemos sin este fundamento. La experiencia de la pandemia COVID-19 demostró la fragilidad del sistema económico tradicional y la importancia vital de las redes de apoyo mutuo, validando exactamente lo que nuestro sistema ha venido proponiendo desde 1995.
Entendemos que la red funciona como una Empresa Social Virtual —agregamos "virtual" no solo para diferenciarnos de propuestas similares, sino porque hoy este término abarca tanto la dimensión digital como la organizacional descentralizada--. Toda la red funciona como una empresa distribuida donde cada prosumidor es como un nodo autónomo pero interconectado. De la interacción entre todos estos nodos surge un producto colectivo: el bienestar social regenerativo del grupo regional.
Competencia vs. Gestión de Calidad
Desde la visión de Empresa Social Virtual, el concepto de competencia se transforma completamente. ¿Cómo puede haber competencia destructiva si somos integrantes de una misma red distribuida? No hay competencia entre los nodos de una red colaborativa, hay gestión de calidad y mejora continua. Cuando un bien o servicio pasa de un nodo a otro, quien lo recibe puede ser exigente respecto a la calidad, pero no se trata de una relación competitiva que busca la aniquilación del otro —como ocurre en el mercado tradicional— sino una relación de interdependencia regenerativa.
La Especulación: Una Actitud Extractiva
La especulación deriva de espéculo (espejo). Es una actitud extractiva aplicada al mercado que detecta necesidades ajenas para aprovecharse sin agregar valor real. Esta actitud no genera bienestar ni nuevas oportunidades de desarrollo, solo extrae valor del trabajo de otros. En la era digital, esta práctica se ha sofisticado a través del trading algorítmico y las burbujas especulativas en criptomonedas, pero su esencia extractiva permanece inalterada.
Tributación y Distribución de Riqueza
Los conceptos impositivos se reubican dentro de la Empresa Social Virtual. ¿Por qué pagamos impuestos? Porque en el contrato del mercado formal se busca el lucro. El lucro es una renta que se percibe a consecuencia de la desigualdad en la distribución de riquezas socialmente creadas.
En nuestro sistema no pagamos impuestos porque no generamos plusvalía extractiva, no nos aprovechamos del trabajo de otros, no hay empleados ni patrones, no hay actos de comercio especulativos. Los impuestos son un peaje al uso del dinero centralizado. En la Red no lucramos, no acumulamos de manera extractiva y no realizamos operaciones de venta tradicionales: simplemente intercambiamos el excedente de lo que generamos.
El Trabajo como Valor, No como Costo
En un mercado de trueque multirecíproco, el prosumidor suma su trabajo al costo de los insumos o servicios. No hay trabajo precarizado, ni hay lucro extractivo. La alta productividad de alguien que construye muebles para obtener créditos destinados a su vivienda equivale a la especialización de un nodo en una red productiva distribuida.
Al eliminar las relaciones de dependencia laboral por razones éticas y prácticas, y al no permitir rentas financieras porque no se cobran ni pagan intereses, liquidamos las posibilidades de que se reproduzcan en este sistema los patrones que han llevado a la humanidad y al planeta al borde del colapso ecológico: el abuso irracional de recursos humanos y la aceleración del cambio climático.
La Era de la Economía Regenerativa
El problema de la desocupación es un problema de diseño sistémico. La automatización y la inteligencia artificial están eliminando empleos tradicionales, mientras el sistema económico sigue exigiendo que las personas "vendan" su tiempo para sobrevivir. Conceptos como la Renta Básica Universal emergen como respuestas parciales, pero nuestro modelo va más allá: crea un sistema donde las personas pueden contribuir y prosperar independientemente de su inserción en el mercado laboral tradicional.
Ese nuevo contrato social surge como emergente evolutivo. Las crisis climática, sanitaria y social han demostrado que el modelo extractivo es insostenible. La economía del futuro será regenerativa o no será. Aunque podamos demostrar teórica y ecológicamente que esta transformación es inevitable, si no construimos contratos sociales alternativos para sustentarla, no tendremos la fuerza ni la habilidad para avanzar hacia la era de una economía lúcida.
La Empresa Social Virtual del siglo XXI está lista para expandirse. ¿Quién se suma a construirla?
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