¿Quién quiere producir en el siglo XXI?

 “Cada vez hay menos gente que quiere trabajar. Pero, ¿Cómo llegamos a esto?”

La frase suena provocadora, pero describe una escena cada vez más habitual: planes que no generan autonomía, capacitaciones que no se traducen en acción, líderes sociales que no lideran. Según los datos más recientes, el desempleo juvenil en Argentina llega al 20 %, triplicando el promedio general. Y entre los que sí consiguen empleo, más del 57 % lo hace en la informalidad.

Pero más allá de las cifras, lo que se está desmoronando es algo mucho más profundo: la cultura del trabajo.

🔍 Diagnóstico: cuando las herramientas están, pero nadie agarra la pala

Dos experiencias organizadas desde la Red Global de Trueque lo muestran con nitidez: una en 2021 con la UTEP y otra en 2024 con ATE Capital, con públicos diferentes, formatos distintos pero un mismo final.

En ambos casos se capacitaron a decenas de referentes para que pudieran abrir clubes de trueque en sus comunidades. Hubo materiales, acompañamiento, entusiasmo inicial. Pero no se creó ni un solo nodo nuevo.

¿Por qué? La respuesta, incómoda pero reveladora, fue casi unánime: “No quieren trabajar”

📉 ¿Qué significa “no quieren trabajar” en 2025?

No es una acusación moral. Es un dato cultural.

La cultura del esfuerzo fue desplazada por la lógica de “alguien me lo tiene que dar”. Lo vemos en tres niveles de fractura social:

Generacional: hay jóvenes cuyos padres y abuelos nunca trabajaron formalmente.

Educativo: apenas el 22 % de los jóvenes de 15 años cursa en tiempo y forma; y los niveles de comprensión lectora y matemática son alarmantes.

Institucional: muchos espacios sociales y políticos validan el modelo del plan sin contrapartida, porque lo necesitan para sostenerse.

🛠 ¿Dónde quedó la cultura de producir?

En 2001, el trueque estallo porque había producción y saberes activos. La clase media empobrecida sabía hacer cosas, tenía herramientas, y quería intercambiarlas. Hoy, en cambio, se parte de mucho más abajo.

Muchos jóvenes no saben qué podrían ofrecer, no porque no tengan valor, sino porque nunca se les cultivó esa mirada. Y sin cultura del hacer, no hay herramienta que funcione.


🔄 El prosumidor reconfigurado: sembrar cultura antes que producir resultados

En el club de trueque, no se entra con diplomas, se entra con ganas de ofrecer lo que se tiene, por poco que parezca:

📘 Un libro leído.
👕 Una prenda en buen estado.
🍲 Una comida casera.
✂️ Una habilidad para coser, cortar el pelo, cuidar, reparar.

Eso basta para activar la rueda. Pero se necesita una estrategia concreta:

🚀 ¿Qué hacer?

1. Diagnóstico realista antes de abrir un nodo: ¿Hay personas confiables? ¿Hay hábitos de producción, o solo espera pasiva?

2. Acompañamiento intensivo: No alcanza con capacitar; hay que caminar con quienes inician.

3. Selección positiva: En vez de mega nodos como La Bernalesa, apostar a los pocos que quieran y contagien con el ejemplo !

En 2001 el trueque trascendió porque había capacidades y abundancia. En 2025 necesitamos sembrarlas primero. El club de trueque no es una feria de usados: es una escuela de autonomía, pero solo funciona si hay voluntad real de levantarse del sillón y construir con otros !!!

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