Por qué no vemos el abismo?

Aunque difundo las conclusiones científicas sobre el calentamiento climático y trabajo en proyectos para que otras personas tomen conciencia y compartamos objetivos, son muy pocos los que manifiestan interés.-

Por eso pienso que en nuestra sociedad nos hemos acostumbrado a creer que estas señales del "apocalipsis" suelen resolverse solas o simplemente no pasan por la realidad cotidiana del radar de “sus espectadores”.-

Pero ante la magnitud de este evento, los líderes políticos y empresariales se muestran cada vez más reacios a emprender los cambios en los sistemas y protocolos que serían necesarios para hacer frente a las tendencias preocupantes. Y a medida que se ignoran esas tendencias, se agrava el nivel de esfuerzo e incomodidad necesario para revertirlas.  Una vez que la solución de los problemas requiere demasiado sacrificio percibido, las únicas formas realistas de afrontarlos son negar su existencia o culpar a otros de ellos. La culpa tiene la ventaja de que permite a los líderes parecer que realmente están haciendo algo y de ganar la lealtad de sus seguidores. Pero no hacen nada para evitar que las crisis se conviertan en algo imparable.

 


Bueno, el caso de la falta de compromiso de los políticos y los empresarios que se enriquecen con los combustibles fósiles, se entiende rápidamente, pero ¿por qué todos los demás seguirán este ejemplo?


La neurociencia nos ayuda a explicar por qué a la mayoría de nosotros nos cuesta entender que estamos en un camino insostenible.


Los seres humanos tenemos una comprensible tendencia innata, a la hora de tomar decisiones, a dar más importancia a las amenazas y oportunidades presentes que a las futuras. Esto hace que sea difícil sacrificar el presente para superar un enorme riesgo futuro como lo representa la emergencia climática. La recompensa inmediata de ir de vacaciones a otro país, por ejemplo, puede superar nuestra preocupación por la huella de carbono de nuestro vuelo. 


Los que ostentan el poder en la sociedad incentivan a las personas inteligentes que están por debajo de ellos en rango y riqueza para que normalicen lo insostenible, nieguen las consecuencias inminentes y distraigan a todos de las contradicciones que se agravan. Los economistas afirman que el crecimiento económico puede continuar para siempre en un planeta finito y ganan premios Nobel. Los políticos que sostienen que el cambio climático es un engaño atraen grandes apoyos de campaña. Los expertos y los empresarios avanzan en su carrera afirmando que la sociedad puede salir de las trampas del cambio climático y del agotamiento de los recursos mediante el "desacoplamiento" (se afirma que las economías de servicios pueden expandirse a perpetuidad sin necesitar más energía o recursos físicos). Los genios de la tecnología ganan fama y gloria al informarnos de que la inteligencia artificial, la impresión 3D, la web 3.0 o la cadena de bloques (blockchain) dará paso a la "singularidad", momento en el que nadie tendrá que trabajar y todas las necesidades y deseos humanos podrán ser satisfechos por máquinas auto reproductoras.-


La negación del problema no es absoluta, tiene matices y algunos de ellos son bastante benignos. Muchas personas reflexivas e informadas reconocen las amenazas del cambio climático, la extinción de especies, el agotamiento del suelo, etc., e insisten en que podemos superar estas amenazas si nos esforzamos más. A menudo van por buen camino cuando proponen cambios.-

Tal vez se pueda motivar a la gente a emprender tales esfuerzos mediante la creencia de que es posible una transición sin problemas y un futuro feliz, y que las energías renovables crearán abundantes puestos de trabajo y conducirán a una economía verde y circular en perpetuo crecimiento. No tiene sentido desalentar estas creencias y las acciones relacionadas con ellas, sino todo lo contrario: deberían fomentarse. Estos esfuerzos prácticos, independientemente de su motivación o racionalización, podrían ayudar a mitigar el colapso, aunque no puedan evitarlo.


Podríamos hacer más !

Actuando juntos, podríamos empezar a reverdecer el planeta plantando árboles; empezar a incorporar el carbono capturado no sólo en los suelos, sino en casi todo lo que fabricamos, incluyendo el hormigón, el papel y los plásticos; y diseñar un nuevo sistema económico (RGT) basado en la ayuda mutua y la reciprocidad en lugar de la competencia estéril, el consumismo y el crecimiento perpetuo.

Otra acción que fortalece la resiliencia es transmitir esta comprensión de la situación a generaciones más jóvenes de pensadores y activistas, inclusive a la generación Z.-


Desde 1mpul50 se plantean tres consignas para la acción:


- Mitigar la emergencia climática.-


Muchas de las cosas que podríamos hacer con este fin ya se están haciendo para evitar el cambio climático y otras crisis convergentes. Una vez más, las personas que reducen voluntariamente el consumo de energía, comen alimentos orgánicos cultivados localmente, hacen el esfuerzo de conocer a sus vecinos, se bajan de la cinta de consumo, reducen su huella, ayudan a proteger la biodiversidad local plantando especies que alimentan o den cobijo a los polinizadores nativos, utilizan compost en sus jardines y contribuyen con las organizaciones medioambientales, de población y de derechos humanos, están ayudando a moderar el inminente colapso y a garantizar que habrá más supervivientes.


- Crear contención para prepararse.-


Los debates sobre la vulnerabilidad de la civilización al colapso no son para todos, algunas personas son demasiado frágiles psicológicamente. Todos necesitamos un respiro de vez en cuando, y tiempo para sentir y procesar las emociones que la contemplación del panorama completo provoca. Pero para aquellos que son capaces de asimilar la información y seguir funcionando, este panorama ofrece una perspectiva útil. Confirma lo que muchos de nosotros ya sabemos intuitivamente y proporciona un contexto para la acción estratégica.

Impulsar modelos asociativos como los Clubes de Trueque donde la capacitación sobre aspectos productivos y complementarios es un hábito; además de darnos contención psicológica y entrenarnos en aspectos vinculados a la autogestión en un buen primer paso.-


- Cultivar la resiliencia integral.-


La resiliencia es la capacidad de un sistema de enfrentarse a una perturbación y seguir manteniendo su estructura y funciones básicas. Cuando está en su fase de conservación, la resiliencia de un sistema suele estar en su nivel más bajo de todo el ciclo adaptativo. Si en este punto es posible crear resiliencia en el sistema social humano y en los sistemas ecológicos, entonces la fase de liberación del ciclo que se aproxima puede ser más moderada y menos conflictiva.-


¿Por qué emprender la creación de resiliencia en las comunidades, en lugar de intentar hacerlo a nivel nacional o internacional? Porque la comunidad es el nivel de escala más disponible y eficaz para intervenir en los sistemas humanos, es el espacio intersticial donde la relación “cara a cara” cobra fuerza.-

La acción nacional es difícil de llevar a cabo hoy en día, además estas estrategias terminan politizando y polarizando rápidamente al objetivo.-

Es en el ámbito comunitario donde interactuamos directamente con las personas e instituciones que conforman nuestra sociedad. Es donde más nos afectan las decisiones que toma la sociedad: qué infraestructuras están disponibles para nuestro uso y qué políticas existen que nos limitan o nos dan poder y sobre todo, es donde la mayoría de nosotros (que no ejercemos un gran poder político o económico)  podemos influir en la sociedad, como votantes, vecinos, prosumidores, voluntarios, activistas o movimiento social.-


Se avecinan tiempos difíciles . . . pero eso no significa que no podamos hacer nada; cada día de relativa normalidad que queda es una ocasión para reflexionar y una oportunidad para actuar.-


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